En camino a una de sus aventuras Cuidadoso decidió tomarse un descanso para visitar la granja de su joven y bella amiga de nombre Nirvana.
Se detuvo entonces frente a una cabaña pintada de alegres tonos y rodeada de flores multicolores de las cuales Cuidadoso ignoraba el nombre de casi todas ellas pero a pesar de su sobrio y algo parco gusto por estas cosas sintió una punzada de placer ante la vista, más atrás un corral para gallinas y un pequeño granero rojo completaban el paisaje.
A voces anunció su llegada lo que hizo aparecer por la puerta a Nirvana, si bien conservaba su belleza, profundas marcas bajos sus ojos reflejaban cansancio y temor. Al ver a Cuidadoso corrió presurosamente a su encuentro y abrazarla ataviada, apenas cubriendo su cuerpo, con un listón de seda blanca, vestuario usual de la joven aunque habitualmente hacia todos su quehaceres completamente desnuda.
Una vez dentro de la cabaña Nirvana preparó grandes rebanadas de pan de centeno con mantequilla y miel roja y una gran tetera de té negro máximo, el preferido de Cuidadoso. Sin embargo la pequeña guerrera no probó bocado limitándose a observar en silencio a su amiga.
– ¿Por qué no comes Cuidadoso? Preguntó la joven con un hilo de voz.
– No tocaré la comida hasta que me cuentes que te ocurre.
La muchacha enjugó una lágrima de sus ojos y con voz quebrada exclamó – Sígueme-.
Ambas se dirigieron hacia la habitación de la doncella en donde solo había una cama de roble blanco con un generoso colchón de plumas de ganso y una colorida manta de parches, las amplias ventanas permitían el paso de los rayos de sol dando al lugar un brillo casi cegador, sin embargo en una de sus esquinas reinaba una oscuridad malsana.
En esa esquina se hallaba el espejo.
Con la voz entrecortada Nirvana comenzó a contar su historia…
Una mañana alguien había dejado en la puerta de su granja un bello espejo con marco de oro. Fascinada lo instaló en su dormitorio y luego recorrió todo el pueblo y visitó a sus vecinos cercanos y lejanos para preguntarle si el espejo les pertenecía o había sido un regalo, al obtener únicamente respuestas negativas decidió dejarlo en su dormitorio hasta que su legítimo dueño lo reclamara.
Todas las noches cepillaba su larga y rubia cabellera frente a él.
Una noche luego de alisarse el cabello como lo hacía habitualmente y ya cansada por el trajinar del día decidió acostarse; al ponerse de pie creyó ver que su imagen se había demorado unos segundos en imitar su acción. Se quedó mirando fijamente su reflejo pero este respondía a sus actos con naturalidad y pensó que solo había sido una mala pasada de su imaginación afectada por el agotamiento.
Esa misma noche se despertó asustada y temblorosa sin saber por qué y le llevó hasta el alba volver a conectarse con el sueño, supuso que había sufrido una pesadilla aunque no podía recordar de qué se trataba.
Una noche y luego de hacer su rutina de peinado se quedó mirando fijamente su rostro. Parecía cambiado pero no podía decir puntualmente en que.
Esa noche soñó que una silueta oscura de una mujer de largos cabellos la observaba fijamente desde los pies de su cama, aterrada encendió la vela a su lado y la luz disipó las tinieblas así como lo hizo con la posible aparición. Sin valor para volver a dormirse permaneció sentada en su cama hasta el alba.
Por la mañana, un poco más animada por la luz del sol y el canto habitual de las aves, se encaminó a ordeñar a su vaca “Amapola”. La encontró hirsuta y malhumorada y por más que lo intentó nada salió de sus ubres.
Descorazonada optó por recoger huevos de sus gallinas pero ninguna de ellas había empollado. Como vivía de vender esos productos, preocupada, se dirigió a su panal ya que leche huevos y miel era por donde ingresaban sus ganancias.
Pero al llegar las abejas intentaron atacarla vorazmente por lo que optó por huir.
Una mañana una vecina que vino infructuosamente a comprar leche, le comentó que la había visto deambular sola por la oscuridad de la noche. Y agregó una referencia aterradora: Su imagen parecía deslizarse por el aire en lugar de caminar y que su pelo se movía en el aire perezosamente como apéndices, más similares a serpientes que a cabello.
Nirvana pensando que caminaba dormida dejó una vela prendida toda la noche con la finalidad de que la luz la tranquilizara y evitara su nocturno deambular.
Sin embargo horas después se despertó en la oscuridad, la vela se había apagado aparentemente sola, por la luz de la luna pudo ver su imagen en forma de silueta que la observaba desde el espejo con ojos que parecían brazas malignas; presurosamente prendió la vela y la imagen se disipó. Unos instantes después un sonido aterrador como el de un animal herido la alarmó intensamente, cerró los ojos y comenzó a llorar sintiendo un miedo que jamás había sentido en su vida.
Esa misma mañana y debilitada por el mal dormir fue hasta el corral y su amada vaca había amanecido sin vida. Cayó de rodillas ante el pobre animal, no presentaba herida alguna solo la mirada vacía y su larga lengua afloraba de su boca demostrando el sufrimiento que había padecido antes de morir.
Temiendo que una maldición se habría desatado sobre ella convocó a un mago que por estar de viaje no pudo asistirla, le dejó una nota para que ni bien regresara se contactara con ella.
Esa noche se sentó frente al espejo solo a mirarse cuando un impulso la llevo a tocar la superficie del espejo y para su terror y asombro sintió que este cedía como si fuese agua, logró introducir toda su mano cuando sintió un fuerte dolor y la retiró en el acto, en la muñeca había una herida producida por lo que parecía ser una fila de delgados dientes que la había mordido, al volver a mirar el espejo vio su propia imagen con una expresión diabólica y con odio que la miraba perversamente.
Sin dudarlo tomó su pesado cepillo de madera y lo arrojó contra el espejo; éste al quebrarse soltó un alarido de mujer largo y penoso.
Salió corriendo de su casa y decidió pasar la noche en el corral de Amapola.
Al día siguiente cobró valor para ingresar a su cuarto, el espejo se hallaba intacto.
Decidió entonces sacarlo de la casa y quemarlo en una hoguera en el jardín hasta que el vidrio estalló y todo quedó reducido a ceniza. Esa noche durmió mejor, pero a la mañana siguiente el espejo estaba intacto nuevamente en su lugar.
Afortunadamente esa misma tarde el mago Deja Vu se apersonó y se alegró de ver que Cuidadoso se hallaba con Nirvana, luego de enterarse de la situación con su magia descubrió que el espejo estaba maldito por una hechicera de mal renombre que la envidiaba y tenía la fama, mala por cierto, de atacar a jóvenes hermosas por la ira que le despertaba su fealdad. Y lo que era peor, sabía que por ese tipo de hechizos no había forma de destruir el espejo.
Cuidadoso habló con Deja Vu y ambos planearon la forma de anular la maldición.
Los tres fueron entonces a la gruta de la bruja que estaba camuflada entre matorrales venenosos pero que Deja Vu pudo destruir con facilidad, solo para ser recibidos por una enorme araña centinela a la que Cuidadoso se trabó en una lucha feroz ayudada por uno de sus dragones de furia más grande, derrotándola con facilidad.
En su interior y en pleno conjuro se encontraron con un espectáculo escalofriante.
La bruja parecía brotar de un charco pestilente que brotaba de un espejo similar al que ellos transportaban, la mitad de su cuerpo era decadente, lleno de fistulas, granos y verrugas que exudaban un olor nauseabundo y la otra mitad era una copia fiel del cuerpo de Nirvana, al verlos llegar la bruja profirió un alarido por ser arrancada de su trance y aprestó sus brazos en garras que parecían arpones en dirección a nuestros amigos pero Cuidadoso prestamente sacó su espada y con certeros cortes desarmó al ser de inmediato, mientras la bruja se retorcía sobre el espejo de agua colocaron el otro frente a ella y la obligaron a verse reflejada en el de Nirvana, al verse en el espejo la bruja con un gesto de terror se disolvió en un haz de luz que pasó de un espejo al otro como una saeta brillante, para inmediatamente volver al otro así sucesivamente cobrando velocidad cada vez mayor hasta formar un círculo de luz constante, de esta manera la malvada bruja quedó atrapada en su propio encanto por el resto de la eternidad, sin poder morir, sin poder descansar, sintiendo hambre y sed hasta el fin de los tiempos. Cuidadoso colocó grandes piedras en la entrada de la cueva y su dragón de fuego fundió las rocas con su aliento ígneo hasta solidificarla y sellar la gruta para siempre.
Cuidadoso con su dragón de fuego derritió arena hasta hacer cristal y crear un nuevo espejo para dárselo a Nirvana, desde ese momento la joven recuperó la paz y su vida volvió a su alegre normalidad.
Todas las noches si pasas por donde estaba la entrada a la gruta podrás notar en la pared una extraña luminiscencia y si permaneces lo suficiente escucharás los gritos de un alma atormentada que no olvidarás nunca mientras vivas.